Enhorabuena a todos los españoles.
La hazaña más soñada se hizo realidad, algo que nunca olvidaremos y que tiene que ser el principio de una nueva era en cuanto a futbol mundial se refiere porque ser campeón del mundo solo está en las manos de unos pocos, nosotros ya lo somos pero esto no se debe quedar aquí.
Ha costado, como todo lo grande que se consigue, mucho trabajo, mucho esfuerzo incluso sangre y lagrimas, pero las lágrimas que saltaron de los ojos de los españoles no fueron de tristeza, todo lo contrario, estaban cargadas de coraje y emoción, de frustraciones pasadas y del dulce néctar de la victoria y sobre todo de orgullo.
Un partido cargado de tensión, como todas las finales de un mundial, con la diferencia de que en esta final estábamos de protagonistas, pero aparte de la tensión hubo y en gran cantidad juego sucio, violento y agresivo como nunca se ha visto en una final del mundo, avergonzante diría yo si mi selección hubiera jugado como lo hizo la holandesa.
Atrás quedan esas decepciones en esos tantos mundiales en los que a las primeras de cambio hacíamos las maletas antes de lo que quisiéramos, por muy buen juego que se hubiere hecho nos íbamos de vacío, con una mano delante y otra detrás, pero eso ya se acabo, desde el europeo de dos mil ocho donde empezó a fraguarse lo que hoy es el hito más importante del futbol nacional.
Cada vez que lo escucho no puedo evitar emocionarme, CAMPEONES DEL MUNDO, se dice pronto pero tras esa frase que define a la mejor selección del planeta tierra se encuentran muchos sentimientos, más en un país marcado por la crisis con muchas miserias personales, donde el paro es un cáncer que no deja respirar al español de a pie, por eso entiendo que este grandioso titulo viene a paliar la máxima medida entendible a un país al que ha hecho olvidar por unas horas la situación por la que atraviesa.
Y en estas salto al césped del Soccer City el baluarte de Nervión, el niño de los Palacios, ese que según el holandés Johan Cruyff no es jugador de para la Roja, el con su inmensa fe recogió el balón que a la postre fue el que Iniesta introdujo en la portería naranja, y se recorrió en diagonal tres cuartos del malogrado césped entrando así en la historia y dándole a más de un tulipán mal pensado en toda la boca.
Es tiempo de celebrar, de disfrutar de lo conseguido sabiendo que el resto del mundo tiene su punto de mira puesto en nuestra España,
Enhorabuena a todos los españoles, habiendo nacido o no en la piel de toro.
1 comentario
Mayte Carrera -
Un saludo