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Sevilla somos nosotros

Otro año igual.

Otro año igual.

Hoy me siento un privilegiado, después de muchos esfuerzos al fin he podido renovar, de nuevo, mi abono para la temporada que ya asoma, estando la cosa tan mal, para mí, esto supone todo un logro, teniendo en cuenta los tiempos de crisis y desempleo que acucian nuestro país. Evidentemente hay mucha gente a la que le habrá ocurrido lo mismo, que para poder disfrutar otra temporada de su equipo haya tenido que pasar toda una odisea.

Según las cifras que nos ofrecen desde la web del club dos mil son los que no han llevado a efecto la renovación de sus abonos y eso  a pesar de las facilidades que este año ha dado el Sevilla y que actuando en consecuencia con la maldita crisis ha puesto en marcha.

Espero mucho de la temporada que se avecina, mucho y bueno, el nuevo proyecto así me lo hace creer pues aunque no se ha fichado a nadie de renombre y el cuerpo técnico no es de relumbrón entiendo que puede dar mucho que hablar, la ilusión se nota en la calle que es el mejor pulsometro al que podemos acudir, además pienso que este año se ha fichado barato y bien lo que ha sido la máxima del cuerpo técnico que dirige Monchi durante muchos años dando buenos frutos.

También y por desgracia se estén yendo jugadores, jugadores que lo han sido todo en Nervión, los nuevos proyectos es lo que tienen, Drago, Renato, ahora Capel profesionales que lo han ganado todo con nuestra camiseta  y que ya no tenían más que dar porque aquí lo dieron todo y han contribuido a hacer más grande al Sevilla, todos se fueron llorando y han dejado un gran recuerdo en las retinas de la afición rojiblanca. Se fue Juan Arza, el niño de oro, no hay palabras, su recuerdo permanecerá eterno en el césped de Nervión, el es  Nervión.

Locco porque empiece la temporada, me agarro a la metadona de los partidos de preparación, bendita droga es esto del futbol pues tiene la capacidad de enajenarnos durante noventa minutos de los problemas y frustraciones del día a día, además los efectos secundarios, euforia o decepción, tienen fácil arreglo, tan solo hay que consultar al camarero de turno de cualquier terraza de verano y arreglado.

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